La metodología Kanban se engloba dentro de las metodologías ágiles y nos ayuda a gestionar las diferentes tareas de uno o varios proyectos de forma constante y muy visual.
Kanban es una palabra japonesa formada a su vez por dos palabras: “Kan”, que significa “visual”, y “Ban”, que significa tarjeta. De esta manera, la palabra Kanban podría traducirse como “tarjetas visuales”.
En sus orígenes, la metodología Kanban se creó para optimizar los procesos productivos. Concretamente, fue creada por el ingeniero Taiichi Ōno para mejorar la producción en Toyota hacia mediados del siglo XX. Ya en el siglo XXI, esta metodología se adaptó para la gestión de equipos ágiles y las tareas de desarrollo de software; aunque realmente es aplicable a infinidad de campos.
¿Cómo funciona la metodología Kanban?
Kanban se reconoce a simple vista porque, valga la redundancia, es un sistema muy visual. Consiste en un tablero con diferentes columnas y tareas colocadas en cada una de esas columnas. Este tablero debe ser accesible por todos los miembros del equipo.
Su disposición permite conocer el estado de diferentes tareas con un simple vistazo. Además, las columnas determinarán es estado de las tareas (“por hacer”, “en curso”, “en pruebas” y “finalizado”; por ejemplo).
Cada tarea se representa mediante una “tarjeta” que a su vez puede contener etiquetas o ser de diferentes colores en función de la naturaleza o características de la tarea (no de su estado, ya que eso se determinará en función de la columna en la que se encuentre dicha tarjeta).
La característica principal de los tableros Kanban es que segmentan los proyectos en diferentes tareas más pequeñas para agilizar su desarrollo.
Stop starting, start finishing
“Stop starting, start finishing”: este es el principio del que parte la metodología Kanban. Básicamente, consiste en priorizar las tareas que ya están empezadas frente a las nuevas tareas. No es recomendable tener muchas tareas en curso; es más, se aconseja determinar un número limitado de tareas en curso en cada fase.
Así, se consigue ir finalizando las tareas y no tener “muchos frentes abiertos”, como se suele decir.
Ventajas de la metodología Kanban
Las ventajas de esta metodología son muchas. Partimos de la base de que es muy visual; por tanto podemos conocer el estado de un proyecto y sus tareas de forma muy rápida.
Kanban prioriza la calidad antes que la rapidez. ¿Por qué? Pues muy sencillo: porque muchas veces se tarda más en arreglar algo que se ha hecho mal que en hacerlo bien desde un primer momento (aunque a priori pueda parecer que nos lleve más tiempo).
Además, es un modelo basado en la transparencia dentro del equipo. Por ello, cada miembro sabe cuáles son sus tareas y qué están ocupados sus compañeros.
Diferencias con Scrum
Al igual que la metodología Scrum, Kanban también se engloba dentro de las metodologías ágiles. La principal diferencia es que en Scrum se trabaja por “sprints” (periodos de tiempo definidos en los que finalizar determinadas tareas), mientras que en Kanban se trabaja con tarjetas que ofrecen una perspectiva más continua del proyecto.
Podríamos decir que Kanban se enfoca en mejorar los procesos, mientras Scrum, habitualmente, se centra en ayudar a los equipos a terminar las tareas de forma más rápida.
Un dato muy interesante es que el uso de estas metodologías no es excluyente; es decir, se pueden combinar ambas metodologías para obtener unos resultados óptimos.